Entrada a Tibú.
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EFE

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Tibú, el paradójico municipio que se prepara para iniciar el diálogo de paz

Más de 23.000 habitantes que espera recibir 7.000 visitantes en estos 2 días.

En Tibú se respira la premura para acabar los preparativos del evento más importante que haya acogido este pueblo de la región del Catatumbo: el comienzo formal del diálogo de paz entre el Gobierno y el Estado Mayor Central (EMC), principal disidencia de las FARC.

La incertidumbre de si finalmente se dará el evento no frena la esperanza en las calles.

Durante los últimos veinte días, desde que se supo que Tibú sería el punto de partida de esta negociación de paz, organizaciones campesinas, Juntas de Acción Comunal, guardias indígenas, comerciantes, estudiantes y la sociedad civil en general han venido "adecuando" las instalaciones y poniendo bonito el pueblo con los colores de la bandera de Colombia y de la local.

Algunos pintan las canchas, mientras otros decoran las paredes con símbolos de paz; unos ultiman el montaje de toldos para resguardar a los asistentes del sofocante sol, mientras otros aprovechan cualquier sombra para echarse una siesta durante las horas de más calor.

Habitantes de Tibú se preparan para este domingo.

La actividad es frenética en un pueblo de más de 23.000 habitantes que espera recibir 7.000 visitantes en estos 2  días.

Tibú, que ahora quiere ser célebre por ser casa para la paz, es conocido por ser el pueblo con más coca sembrada del mundo y estar en uno de los territorios más violentos de Colombia, el Catatumbo: los grupos armados controlan las calles y las instituciones con la sombra de los fusiles.

El Alcalde, Nelson Leal López, no vive en el municipio por las amenazas y ha denunciado el abandono estatal y la falta de recursos para enfrentar la violencia, la inseguridad y la delincuencia.

Los fiscales de Tibú también despachan desde Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, por la inseguridad para ejercer sus funciones.

Uno de lo más reciente atentados, en mayo, provocó la muerte de dos policías y una civil; los secuestros siguen siendo habituales, así como el reclutamiento de menores, la extorsión, las amenazas y del desplazamiento forzado, según la Defensoría del Pueblo.

Qué esperar

En este escenario paradójico, el miedo y la violencia deja paso al optimismo.

Todas las acciones de acondicionamiento han sido impulsadas por la Mesa de Interlocución y Desarrollo al Acuerdo de la Paz Total (Midapt) que, aunque asegura que ha sido un impulso propio y tiene contacto con ambas delegaciones, es especialmente afín con el grupo guerrillero, que de hecho ha compartido en sus canales de difusión el trabajo hecho en Tibú.

Fuerza Pública vigila una calle durante los preparativos para los diálogos de paz.

El acto del domingo fue anunciado el mes pasado, pero desde entonces las tensiones entre ambas delegaciones han aumentado, dejando dudas sobre si finalmente arrancarán la negociación de paz y el cese al fuego de 10 meses pactado.

Leyber Moreno, uno de los miembros de Midapt, defiende delante de la cancha donde mañana se espera que ambas delegaciones se vean de nuevo las caras públicamente, que "la paz no es silenciar los fusiles" y que quienes sufren mientras tanto son "las comunidades, los líderes, los jóvenes y los niños".

Coincide con Orangel Galvis, líder de la guardia indígena del Catatumbo, en que es un "momento histórico para el territorio y para Colombia en general". "Es un momento que llevábamos esperando por muchos años", agrega Galvis.

Mientras los miembros de la guardia preparan sus bastones para el evento, Galvis cuenta a EFE que le piden a ambas partes la "construcción de una paz real", que "se hable desde los territorios, porque los procesos de paz siempre se han llevado a otros países, pero la necesidad y la problemática está en Colombia".

El corazón de la paz

El viaje hasta Tibú desde Cúcuta, la capital regional, es de unas cuatro horas por una carretera no siempre en las mejores condiciones ya que gran parte está sin pavimentar.

La propaganda para las elecciones regionales del 29 de octubre no es lo único que llama la atención en el trayecto pues numerosos soldados custodian gran parte del camino, algo no muy habitual ya que no tienen una presencia continúa y amplia en esta zona, controlada por las guerrillas -las disidencias y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Algunos guerrilleros han tardado hasta 32 horas en llegar a Tibú, como José, quien viajó desde la cuenca de Mapiripán, en el centro del país, 10 horas por agua y 22 por tierra.

La llegada desde todos los rincones de Colombia a Tibú ha sido constante en la última semana, y tienen claro que no quieren más decepciones: esperan que la búsqueda de paz sea esta vez en serio porque tienen mucho más en juego que las dos delegaciones.

Con la convicción de que sí se comenzará a andar el camino de la paz con el EMC este domingo, todos continúan preparando el acto sin dejarse vencer por las dudas.

EFE

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